miércoles, 29 de junio de 2011

LA UNIVERSIDAD AMERICANA EN EL MARCO DE LA GLOBALIZACIÓN. GÉNESIS Y DESARROLLO

Les comparto todo mi artículo "La Universidad americana en el marco de la globalización, génesis y desarrollo" Educación. Facultad de Ciencias de la Educación UNIFE, Lima 2011, pp.95-109

Lo preparé para una ponencia en la Maestría de Educación de la Universidad César Vallejo.

 

LA UNIVERSIDAD AMERICANA EN EL MARCO DE LA GLOBALIZACIÓN.GÉNESIS Y DESARROLLO

 

INTRODUCCIÓN

"Quien tiene un por qué, se busca el cómo". Quien sabe dónde se encuentra la meta, busca el camino. Quien conoce el fin, emplea los medios. Quien estudia el ser y sentido de las más altas instituciones del saber, estará más capacitado para comprender sus realidades y sus retos.

En la presente comunicación, quiero proponerles un viaje a las fuentes de nuestras universidades actuales y un rápido recorrido por los hitos más importantes de su trayectoria, tanto en Europa como en América. Como estaciones fundamentales del recorrido, me fijaré en la de salida, Salamanca (España), mi tierra y mi universidad (en el 2002, capital cultural de Europa) y en la de llegada, San Marcos de Lima (en los 456 años de su fundación). Si conocemos el pasado y el sentido genuino de la universidad estaremos en mejores condiciones de responder a los formidables retos que nos presenta la Universidad del Nuevo Milenio en el marco de la globalización.

Escribió Cervantes en "Don Quijote de la Mancha" que. "la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir". Entremos en el túnel del tiempo pasado para conocer su testimonio pretérito, su luz para nuestro hoy, su advertencia para el futuro

Algo tan socorrido como darle al google con el tema asignado "universidad y globalización" me proporcionó 2730 páginas. Es evidente que últimamente la percepción social de las universidades ha dado un giro de 180 grados. Lo fundamental del cambio tiene mucho que ver con la revolución del sistema de la educación superior, tanto en el número de profesores y alumnos como en la complejidad de las universidades (tanto las antiguas como las nuevas), su implicación en la generación de núcleos de desarrollo económico regional con la creación de parques científicos o con la participación en empresas o su constitución como centros de desarrollo de la cultura en los que se ven inmersas. Toda la dinámica de la economía mundial que camina hacia la globalización envuelve como un ciclón o tsunami a la propia universidad. Tal perspectiva ha generado la necesidad de que cada universidad se ubique en el escenario planetario. De ahí los rankings mundiales para ilustrar el status de cada alto centro de estudios universitario. Los dos más importantes son el ARWU (Academic Ranking of World Universities) de la Universidad Jiao Tong de Shangai y el THES (The Times Higher Educactios Supplement). El primero data del 2003, arranca del deseo de determinar el nivel de las universidades chinas en el concierto mundial para lograr universidades chinas con liderazgo mundial. Los baremos usados tienen que ver con valoraciones académicas y de investigación del profesorado (premios, artículos publicados, citas científicas que hacen de sus obras…),  calidad de los estudiantes). Por su parte el THES, británico, analiza las 200 mejores universidades de todo el mundo, ordenándolas en relación con la opinión de 3.700 profesores universitarios de todo el mundo y más de 700 profesionales responsables de la contratación de universitarios en empresas de distintos sectores; valora además el grado de internacionalidad y la calidad de docencia según la relación profesor-número de alumnos por aula.[1]

Les confieso que el tema "globalización y universidad" es un asunto que excede a mis posibilidades y, para no crear falsas expectativas, de entrada les advierto que mi aporte se centra en el campo de la historia educativa y, que en ella, soy deudor de los trabajos de la Dra. Águeda Rodríguez Cruz, quien se dedicó al estudio de la universidad salmantina y su proyección en América. Me limitaré a tratar 8 puntos:

 

I. A pesar de la incertidumbre de la globalización, "gaudeamus igitur"

II. ¿Cómo surgió la Universidad? Génesis y desenvolvimiento

III. Ser y sentido de la Universidad. Diez "noes" y cinco "síes"

IV. El modelo salmantino. Salmantica docet

V. Las primeras universidades de América con acento sobre San Marcos de Lima

VI. Tres aspectos básicos del mundo universitario hispanoamericano: Político, social y económico

VII. La raíz universitaria de la identidad hispanoamericana. Una primera globalización

VIII. La Universidad del Nuevo Milenio en tiempos de globalización

Les recuerdo que -como ustedes saben- la etimología de las dos palabras del título "universidad" y "globalización" es muy parecida, procede del latín a través del francés medieval, y tienen pretensiones similares. La Universidad de Al-Azhar fue fundada en el Cairo en 988, y la palabra árabe para decir universidad, "jami'a", significa "universal", esto es, un lugar de aprendizaje universal. Como veremos en el desarrollo del tema, en Europa, la universidad nació en Bolonia en el año 1088 con el nombre de "universitas studiorum" con la pretensión de aglutinar las escuelas monásticas y las catedralicias en los "studia", agrupando en un mismo lugar las diversas ramas del saber, evitando el parcelamiento en disciplinas separadas, desconectadas, sino dotándolas de nuestros una unidad global. En la Universidad de Salamanca se erigió una puerta nueva que llevaba una inscripción en griego que ponía en relación la noción de "universidad "con la palabra "enkyklopaideia2 o enciclopedia. En otras palabras, el saber, es cíclico, circular y redondeado, esto es, realmente global, y así debe serlo también la universidad. Esto era verdad también desde un punto de vista geográfico: los profesores y los estudiantes iban de todos los países del mundo conocido (Europa), y los grados eran válidos globalmente porque estaban garantizados sobre la base de una certificación.

Ciertamente como indica el Dr. Abelardo Lobato la "Universidad surge como comunidad de vida, de búsqueda y de comunicación de saberes; París fue el lugar de su más alta realización, de donde salieron los maestros de mayor creatividad de la historia…París sucede a Atenas y en el S.SVI salta a Salamanca y del Mediterráneo salta al Pacífico –donde nos encontramos- a través del Atlántico[2]

 

I. A pesar de la incertidumbre de la globalización, "gaudeamus igitur"

Si "la Universidad es una realidad social y una fuerza social, marcada históricamente por lo que es la sociedad en la que vive y destinada a iluminar y transformar, como fuerza social que es, esa realidad en la que vive y para la que debe vivir" la realidad en la hoy vivimos es, en gran medida, la globalización

En el artículo Universidad y Globalización: Sí, pero Michael Czerny[3] analiza con lucidez pero con espíritu crítico las bondades y maldades de la globalización, asignándole a nuestra alma máter el cometido de discernir críticamente su realidad. En síntesis, viene a decir que bienvenida la globalización si viene acompañada de la solidaridad y para todos. Son muchos los que se quedan a la defensiva y temen el asalto de la uniformidad, de la desigualdad, de la exclusión… Lo que le gusta de la globalización parecen ser los beneficios legítimos de una economía globalizada: productos y servicios, ventajas y subproductos. Lo que detesta acerca de la globalización son su imposición, sus pretensiones, su imperialismo cultural y su injusticia avasalladora. ¿Podré acaso al mismo tiempo beneficiarme de ella y luchar contra ella, amarla y odiarla? Esa misma mezcla de sentimientos que yo tengo, parece tenerla también el mundo: una aldea global con desigualdades crecientes, muy ricos y pobres de escándalo, generoso en sus libertades para algunos y empeorando la exclusión para muchos

De igual manera, el pasado 23 de junio del presente año 2007, en el primer encuentro europeo de profesores universitarios celebrado en Roma con ocasión del 50° aniversario del Tratado de Roma, acerca de  "Un nuevo humanismo para Europa. El papel de las Universidades"- el Papa Benedicto XVI alentó a los participantes a procurar una atenta valoración de la cultura contemporánea en el continente, dado que en la actualidad Europa está experimentando cierta inestabilidad social y desconfianza ante los valores tradicionales, pero confiaba en que su notable historia y sus sólidas instituciones académicas pueden contribuir en gran medida a forjar un futuro de esperanza. Enfatizó que la "cuestión del hombre", es esencial para una comprensión correcta de los procesos culturales actuales y para proporcionar un sólido punto de partida para el esfuerzo de las universidades por crear una nueva presencia cultural y una actividad al servicio de una Europa más unida. En Europa, como en América y en todas partes, la sociedad necesita con urgencia el servicio a la sabiduría que la comunidad universitaria proporciona. Este servicio se extiende también a los aspectos prácticos de orientar la investigación y la actividad a la promoción de la dignidad humana y a la ardua tarea de construir la civilización del amor... La universidad, por su parte, jamás debe perder de vista su vocación particular a ser una "universitas", en la que las diversas disciplinas, cada una a su modo, se vean como parte de un unum más grande. ¡Cuán urgente es la necesidad de redescubrir la unidad del saber y oponerse a la tendencia a la fragmentación y a la falta de comunicabilidad que se da con demasiada frecuencia en nuestros centros educativos! El esfuerzo por reconciliar el impulso a la especialización con la necesidad de preservar la unidad del saber puede estimular el crecimiento de la unidad europea y ayudar al continente a redescubrir su "vocación" cultural específica en el mundo de hoy. Sólo una Europa consciente de su propia identidad cultural –con la misma razón se puede decir de América- puede dar una contribución específica a otras culturas, permaneciendo abierta a la contribución de otros pueblos…Desea por último que las universidades se conviertan cada vez más en comunidades comprometidas en la búsqueda incansable de la verdad, en "laboratorios de cultura", donde profesores y alumnos se unan para investigar cuestiones de particular importancia para la sociedad[4].

Ante una humanidad en crisis, la universidad debe encontrarse en vanguardia para dar la solución…Ésta sólo se conseguirá mediante una vuelta a los principios en que se apoya la Universidad, como institución educadora y promotora del hombre en todas sus dimensiones: personal, ciudadana, social, trascendente, es decir del hombre integral.

 

Detengámonos en este sentido en un aspecto muy concreto de la Universidad, su mismo himno gaudeamus, igitur" que aporta un mensaje de esperanza y de alegría. Año tras año, los distintos certámenes culturales –específicamente los musicales, coros, danzas-  nos recuerdan que la Universidad tiene mucho de universo, de globalización, de saber universal, y que su quintaesencia no puede confinarse a los muros de sus aulas, sino que se proyecta con vigor a la sociedad. Cuenta la Dr. Rodríguez Cruz [5]cómo los estudiantes, al llegar las vacaciones, salían en pandillas (nunca superior a 20), formando las bigornias, lo que posteriormente se denominarían tunas. Alegraban los pueblos por donde pasaban con sus canciones acompañadas de guitarras, flautas, panderetas...pedían para sus necesidades, hasta llegar a sus hogares.

Archivaban también canciones traídas de universidades alemanas o del mismo París, tales como el Gaudeamus igitur/ iuvenes dunc sumus (Así pues, cantemos, mientras que somos jóvenes...), canto goliárdico de origen alemán que se constituyó en himno de los universitarios.

Gaudeamus igitur (alegrémonos ahora)

iuvenes dum sumus (mientras somos jóvenes)

Post iucumdan iuventutem (Después de una alegre juventud)

post molestam senectutem (después de una achacosa vejez)

nos habebit humus (la tierra nos recibirá)

Vivat Academia (Viva la Academia)

vivant professores (vivan los profesores)

vivat membrum quodlibet (viva cada persona)

vivant membra quaelibet (vivan todas las personas)

semper sint in flore (siempre estén alegres)

Arequipa, Lima, las ciudades universitarias de toda América viven en su corazón esta tradición. A puertas cerradas (anfiteatro, casonas, albergues...) y, sobre todo, en el espectáculo irrepetible de nuestras Plazas de Armas, con el mágico escenario de la Catedral como en Arequipa y la bóveda estrellada, las alegres notas de los tunos con muchas ganas de vivir, han vuelto a darnos una lección magistral desde su cátedra juvenil, optimista.

El secreto de no envejecer es aprender. La actitud juvenil y dinámica de los tunos nos recuerda que vivimos una época cuya nota de identidad esencial es el cambio permanente. El desafío de la Universidad es provocar, inculcar en los profesionales una actitud crítica y creativa, el propiciar la formación continua y el perfeccionamiento académico; constituirse en centros del más alto nivel donde se enseñe científicamente y con la mayor calidad, el crear comunidades que investiguen, todo ello con una ética personal y una proyección social comprometida (tanto con su realidad local inmediata como con la aldea global mundial).

 

II. ¿Cómo surgió la Universidad? Génesis y desenvolvimiento

La Universidad en la Edad Media fue el resultado de la evolución de las escuelas episcopales,  municipales y monacales. Los saberes aprendidos en estos centros abarcaban las siete artes liberales. Por una parte estaba el trivium: Tres artes liberales relativas a la elocuencia: la gramática (saber escribir), la retórica (saber hablar) y la dialéctica (saber pensar). La otra división, cuadrivium, abarcaba las cuatro artes matemáticas: aritmética, música, geometría, astronomía o astrología.

La causa fundamental del surgimiento y organización de las Universidades son las circunstancias y condiciones de la época, lugar, ambiente cultural y social.

 

1.                 Desarrollo intelectual, paz y prosperidad civil y económica que sucede a las tinieblas del siglo X y a las perturbaciones político-eclesiásticas del S. XI; florecen las grandes ciudades y los ánimos de los ciudadanos se tranquilizan para dedicarse a la ciencia; los estudios son fomentados por el emperador y el papa, pues los dos necesitan peritos en leyes, cánones y teología para defender las pretensiones de sus señores.

2.                  Necesidad de ampliar y universalizar las antiguas escuelas incapaces de dar cabida a las nuevas y complicadas ciencias que dilataban inmensamente el campo del saber: la filosofía de Aristóteles, el derecho romano, la medicina, alquimia, astronomía e historia natural de los árabes.

3.                  Nuevo método, el escolástico, más racional y científico, llegando a decir R. García Villoslada que las universidades fueron los "alcázares" de la Escolástica, puesto que tal doctrina era la común de las universidades medievales. Era una filosofía cristiana, aristotélica, didáctica y metódica. El método se resume en la lectio y en la disputatio.

4.                 Tendencia a la asociación, al gremio, la corporación estatutaria, con el fin de unir sus fuerzas, hacer más efectiva su labor y defender sus derechos y privilegios. Los artesanos en las villas formaba sus gremios, con exámenes y grados:.La primera organización de la universidad coincide con la reorganización de la curia pontificia y con hegemonía del Papa sobre los príncipes y naciones de Europa, razón por la que los papas están detrás de la Universidad. De las 52 universidades medievales 29 tienen el sello pontificio.

 

Cuando la escuela de una ciudad se organizaba y cobraba prestigio se convertía en universidad. La denominación primigenia Studium general (Estudio general) se refería a un lugar de estudios con carácter universal en dos sentidos: abierto a alumnos de cualquier comarca y nacionalidad y en cuanto daba títulos o grados valederos universalmente; en este sentido la autoridad universal era la del Papa y también el emperador. El término universitas, al comienzo, iba cargado de un sentido organizativo gremial y significaba "cuerpo", "asociación de estudiantes", consortium, collegium, communio, societas, pero posteriormente pasa a designar a escolares y maestros, para concluir designando a la institución docente de más alta categoría. Durante siglos, desde todos los lugares de la cristiandad, maestros y discípulos se reúnen para recorrer juntos los caminos de Europa hacia diferentes universidades, de acuerdo con la fama y autoridad de cada una de ellas. Buscando todos los saberes la Universidad medieval se nutrió de autores de todas las culturas, logrando una universalidad científica y cultural. La enseñanza se imparte en latín y se estructura en grados: bachiller, licenciado, maestro y doctor. Tras un curso de preparación humanística (retórica, gramática y métrica latina), venían dos años de dialéctica con el grado de bachiller; luego, un año y medio de estudios de física, con el grado de Licenciado y Maestro en Artes[6], tras superar los exámenes respectivos. El doctorado en Medicina o Derecho se alcanzaba tras 7 años más de estudio y el de Teología, después de 13. Los títulos poseían validez universal para enseñar en todas las partes Como indica el Dr. Andrés Jiménez "a través de las universidades, de moldo singular, se consolidará una mentalidad común en toda Europa a pesar de las diferencias nacionales, y se hará patente la identificación entre la cultura cristiana y la civilización occidental durante más de cinco siglos"[7]. El documento más antiguo que recoge este término va firmado por el Papa Inocencio III en 1208 dirigido al Estudio general de París. Testigo de este proceso y acuñador de una de las definiciones más bellas de Universidad será el rey Alfonso X el Sabio (1221-1284) en sus Partidas (II, tít.3) "ayuntamiento de maestros y de escolares que es hecho en algún lugar con voluntad y con entendimiento de aprender los saberes".

Desde el Concilio Lateranense de 1179 los estudios eclesiásticos y teológicos se han perfeccionado. Crece la sed cultural en nobles y comerciantes; se potencian los estudios liberales y el humanismo; los cristianos sienten cierta atracción y curiosidad hacia la cultura árabe. En Francia, surge en el S. XII de la necesidad de organizarse los profesores corporativamente, como los gremios, con el objeto de definir y hacer valer sus derechos, principalmente frente al cancellarius (director) de la escuela de la Catedral de Nôtre Dame, el único autorizado por el obispo para conferir a un determinado candidato el derecho a enseñar o la licentia docendi. La gran afluencia de alumnos, motivada por el prestigio de maestros como Guillermo de Champeaux, Juan de Parvo Ponte y Abelardo, llevó a pensar a los profesores de las escuelas parisinas que eran ellos, y no el cancellarius, los capacitados para enseñar y discernir quién debía formar parte de la corporación. En este forcejeo fragua la personalidad jurídica de la primera de las universidades. De hecho, los estudiantes, apoyados por sus profesores obtuvieron del abad del Monasterio de Santa Genoveva, situado en la margen izquierda del Sena –origen del Barrio Latino- la futura ciudad universidad y jurisdicción propia el año 1200; tanto los maestros como los estudiantes quedaban exentos de impuestos y de empuñar las armas; el abad nombró un canciller y acogió el "Studium generale" al que el Papa Inocencio III confirmó en 1208 en sus privilegios. Bajo esta denominación se reunían también la escuela catedralicia de Notre Dame y las monásticas de Santa Genoveva, Saint Germain de Près y San Víctor. Transcribimos el texto más significativo del Papa Gregorio IX:

"París, madre de las ciencias, brilla con un esplendor precioso gracias a los que aprenden y a los que enseñan en ella. Allí se prepara para la milicia de Cristo la armadura de la fe, la espada del espíritu y las demás armas que cantan las alabanzas de Cristo [...] Concedemos a los maestros y a los estudiantes poder establecer sabios reglamentos sobre los métodos y horarios de los cursos y discusiones y sobre las normas deseadas: quién debe dar los cursos, a qué hora, qué autor elegir; sobre las tasas de los alquileres y el poder de excluir a aquellos que se rebelen contra esos reglamentos".

El antiguo Studium de París fue reconocido oficialmente en 1229 como Universitas magistrorum et scholarium Parisium commorantium, y, por último, la Bula Parens scientiarum confirma en 1231 los derechos y deberes de la corporación. La Universidad de París recibió el nombre de Sorbona a causa de uno de estos centros fundado por Roberto Sorbon en 1257. La Universidad de París organizó desde el inicio las cuatro grandes ramas en las cuatro facultades tradicionales: Artes, Teología, Derecho y Medicina; a ellas se unió, como derivación de la primera, la de Filosofía. Por la primera, Artes, debían pasar todos los alumnos como propedéutico o estudios generales, antes de cursar estudios en las demás carreras. Por esta razón, era la más numerosa y con población más joven, dotándola de algunos privilegios como el de que el rector debía ser elegido de entre sus profesores. En el siglo XVI cuenta con más de 50 colegios universitarios y unos 6.000 estudiantes; toda una "república estudiantil" con sus leyes, privilegios y reglamentos; cada colegio era una universidad en pequeño con aula general, clases, comedor o refectorio, biblioteca, capilla, claustro o patio, habitaciones para alumnos y profesores.

Bolonia tiene de peculiar que su origen vino determinado por la unión y el talante democrático de alumnos y por el prestigio de sus facultades de Derecho (Civil y Canónico). La de Montepellier destaca en Medicina, la de Salamanca en Leyes.

Al hilo magisterial se fueron creando los hospitia o residencias de estudiantes en los que convivían con profesores. Fueron promovidos por entidades privadas (mecenas, órdenes religiosas...) para facilitar los estudios a los alumnos con bajos recursos. Estos centros, además de prestar alojamiento y comida, se convirtieron en el complemento ideal de la Universidad con numerosas actividades académicas y sociales. Entre 1200 y 1400 se fundaron en Europa 52 universidades, Entre 1400 y 1500 se crean en España 20.

 

III. Ser y sentido de la Universidad

El desafío de la Universidad es provocar, inculcar en los profesionales una actitud crítica y creativa, el propiciar la formación continua y el perfeccionamiento académico; constituirse en centros del más alto nivel donde se enseñe científicamente y con la mayor calidad, el crear comunidades que investiguen, todo ello con una ética personal y una proyección social comprometida (tanto con su realidad local inmediata como con la aldea global mundial). Para que quede más claro, afirmemos de entrada diez puntos que no recogen el verdadero ser y sentido de la Universidad.

A. ¿ Qué no es la Universidad ?

 

1. Una fábrica comercial de títulos. Lo denunció con lucidez en su tesis doctoral nuestro egregio paisano Dr. J.L. Bustamante y Rivero, al recoger la opinión de la mayoría del público que otorga como única finalidad de la Universidad "proporcionar la instrucción superior y técnica a los que pretenden alcanzar un título facultativo; y considera la Universidad como uno de tantos planteles en que, colegiales algo mayores en edad que los otros, cursan estudios que han de servirles para su propio y ulterior aprovechamiento".

 

2. Centro de acogida a jóvenes sin trabajo que les "coloca" provisionalmente con la esperanza de un futuro modus vivendi en la sociedad.

3. Oficina de trabajo para funcionarios docentes más o menos prestigiosos.

4. Almacén donde se guardan y transmiten conocimientos; o supermercado donde llenar nuestras "canastas mentales".

5. Centro recreativo donde los alumnos viven horas de ocio durante la etapa central de su vida juvenil.

6. Torre de marfil donde se refugian enciclopedias andantes, sabios distraídos, encerrados en ghettos aislados de la sociedad.

7. Cantera de los partidos políticos donde se forjan futuros líderes en luchas de facciones grupales.

8. Rebaño de "borregos de Pancorbo o rumiantes de la Santa Alianza" (J. Maritain); ni miméticos imitamonos de todas las modas futuristas por el hecho de ser lo último, ni nostálgicos de otras épocas para los que "cualquier tiempo pasado fue mejor".

9. Kiosco de distinciones académicas que olvida lo fundamental: "sabe muchas cosas menos tres: no sabe hablar, no sabe leer y no sabe escribir", candidatos para el "ridículum vitae".

10. Despiezamiento de saberes, creación de monstruos que desarrollan mucho unos órganos y dejan otros sin crecimiento. ¿Qué pasaría con una persona de brazos gigantes y cortas piernas? Se produce así lo que el psiquiatra J.J. López Ibor denominó "genios analbafetos", víctimas de la especialización de "saber cada vez más de cada vez menos hasta saberlo casi todo de casi nada". La superespecialización está llevando a un neoanalfabetismo aunque esté revestido de ropaje de la educación superior. Son los "nuevos bárbaros" según J. Ortega y Gasset. Uno de los peligros que acechan a la Universidad de nuestro tiempo es la falta de sentido de la totalidad del saber.

 

B. Misiones de la Universidad. Entre muchas, selecciono cinco:

1. Escuela donde se forman los dirigentes que, conociendo el pasado y aprendiendo de él, poseen una actitud crítica y constructiva de todas las dificultades que impiden al hombre un mayor grado de realización personal y social. Es un centro de liderazgo, de formación se selectos.

2. Síntesis de saberes. La esencia de la Universidad es reconciliar todos los saberes obtenidos en las ciencias naturales y sagradas en una síntesis general que las comprendía y explicaba. Aunque en la actualidad la gran cantidad de información y conocimientos hace inviable esa síntesis general exterior, a lo menos sí es posible una síntesis general basada en la sabiduría interior que plenifica y potencia al construir personas cabales y unificados interiormente. Como detalle práctico el universitario debe extractar de cada materia los conocimientos básicos, los que le dan sentido, y una vez realizada esta tarea relacionarlos con otros diferentes asignaturas de su especialidad.

3. Formación integral. Conjugar el progreso en los aspectos materiales de la vida con la defensa de los valores del hombre que dan sentido a ese progreso material. El gran reto de la Universidad actual es enseñar a ser persona, formar su conciencia, ayudando a descubrir con claridad la luz que encamina al hombre a lograr que su conducta alcance la plenitud humana a la que está llamado. Exige además la realización de una obra perfectamente acabada

4. Buscadora de la verdad: de las cosas, de la propia vida, del ser humano. Como bien decía A. de Saint Exupery : "La Verdad para el hombre es lo que hace de él un hombre" Este empeño por buscar la Verdad, pro comprender  y hacer comprender el mundo es la misión más sublime del hombre. Decía A. Einstein: "Vivimos en una sociedad de magníficos medios pero de pobres fines". Hemos acortado distancias para llegar tarde a todos los sitios; dominamos el mundo externo a costa de dar la llave de nuestro interior, hemos inventado nuevas formas de ocio para hacer del ocio un negocio.

La Universidad, en frase de J. Ortega y Gasset, debe ser "la conciencia crítica de la sociedad"; nosotros añadiríamos además "creadora". La Universidad del Tercer Milenio debe ocupar un puesto de vanguardia, de avanzada, de denuncia sí pero también de compromiso creativo.

No nos basta con saber con César Vallejo que "hay mucho que hacer" o con A. Machado "se hace camino al andar", necesitamos un sabio conocimiento de la meta, hacia dónde vamos y por qué andamos. Bellamente lo acuñó Nietzsche "quien tiene un porqué encuentra un cómo". Según Diego Gracia "La Universidad ha tenido siempre y tiene hoy como objetivo la búsqueda, formulación y transmisión de la verdad" La Universidad surgió en plena Edad Media cuando la verdad se definía como "la adecuación del entendimiento a la realidad". Se consideraba la naturaleza, la realidad, como un orden perfecto, de modo que la verdad objetiva no podía consistir en algo distinto a la adecuación o conformidad con el orden; la verdad era el orden, el error el desorden. En la Universidad medieval no entran las "Artes serviles o mecánicas" propias de los artesanos, sino las "Artes liberales" (derivadas del Trivium y el Quadrivium), con las cuales se dotó de contenido a la denominada Facultad de Artes. Los saberes aprendidos en estos centros abarcaban las siete artes liberales. Además de esta Facultad menor, la Universidad medieval estaba constituida por otras tres Facultades mayores, la de Teología, la de Derecho y la de Medicina, las tres grandes ciencias de la «adecuación», del «orden»: La Teología nos enseña cuál es el «orden divino» a «orden macrocósmico», que, como es obvio, es raíz y fuente de todos los demás. El Derecho nos enseña cuál es el «orden civil» a «orden del mesocosmos», el «orden de la república».La Medicina, en fin, nos enseña cuál es el «orden humano» a «orden del microcosmos», el «orden del cuerpo». He aquí los tres grandes órdenes de la «adecuación», es decir, de la «verdad». Y como la verdad humana es trasunto de la divina, y por canto tiene las características de inmutable, necesaria y eterna, la Universidad medieval hizo de la «adecuación» una «norma» y de la «verdad» así entendida una «obligación». La Universidad fue, por esto, una institución profundamente «normativizadora» de las conductas, que, con un criterio a la postre teológico definía lo «normal», la «norma», frente a todo tipo de desviaciones.

5. Compromiso solidario. Es uno de los más eficaces instrumentos de renovación y perfeccionamiento social. Presta un gran servicio al hombre y a la sociedad ayudando a obtener respuesta a los interrogantes más íntimos del ser humano, colocándole como centro de todo su actuar. No debe olvidar el universitario que la sociedad ha invertido un fuerte presupuesto en su formación y debe retribuirle con su proyección. O la Universidad sirve, se proyecta en la sociedad, o de lo contrario, no sirve para nada. Alguien ha dicho que junto a la Estatua de la Libertad, necesita erigir frente a ella una estatua de igual majestad, la Estatua de la Responsabilidad, que muestre a la primera estatua sus limitaciones y sus obligaciones". Libertad + responsabilidad es igual a ética. La ética se centra en la experiencia de la conciencia, es decir, la experiencia en que una opción concreta posible deviene un bien real, efectivo, normativo y realmente obligatorio: compromete mi libertad, orienta mi voluntad, y refuerza mi responsabilidad para pasar del discernimiento a la acción. La ética social acompaña al sujeto no como un "yo", sino como una comunidad, un país, con una dinámica similar. La fe cristiana que busca la justicia descubre la interdependencia e impulsa las obligaciones morales. La interdependencia se eleva así a un nivel normativo[8].

 

IV. El modelo salmantino. Salmantica docet

La primera universidad española fue la de Palencia de 1212. Su brillo duró poco en beneficio de Salamanca. Sabemos que en 1243 existe y que en 1255 el Papa Alejandro IV le concedió todos los derechos y prerrogativas de Studium generale. Alfonso X el Sabio en Las siete Partidas tras definir que es "ayuntamiento de maestros e de escolares, que es fecho en algún lugar, con voluntad e entendimiento de aprender los sabes", nos dice que "son dos maneras dél. La una es, a quien dicen Estudio general, en que hay maestros de las Artes, así como de Gramática, e de la Lógica, e de Retórica, e de Arismética e de Geometría, e de Astrología; e otrosí en que hay Maestros de Decreto e Señores de Leyes. E este Estudio debe ser establecido por mandato del Papa o del Emperador o del Rey". Es la Universidad en pleno apogeo, desde sus constituciones de 1422, sus estatutos de 1538 y sus reformas a lo largo del XVI y XVII, legislación recopilada en 1625, que permanece en lo esencial hasta las reformas del XIX. En toda la estructura y normativa de la Universidad salmantina anima una actitud  pedagógica constante. El propósito de la Universidad no era tan sólo instruir o enriquecer la inteligencia, sino "criar", educar, formar la voluntad, aprender la virtud y buenas costumbres y composición. Es el eco salamantino de las Partidas, que los escolares "finquen asosegados en sus posadas et puñen de estudiar et de aprender et de facer vida honesta y buena, ca los estudios para eso fueron establecidos" (partida II, tít.XXXI, ley XVII).

 

V. Las primeras universidades de América

La primera institución docente superior, universidad, data de 1538, en Santo Domingo. Tanta aquella como las nuevas y posteriores se crearon para los criollos aunque estuviese abierta a los indios y mestizos. Contaron con el placet del papa y del rey.

Debemos retrotraer nuestra mirada cuando la emprendedora orden dominicana -con su provincial Tomás de San Marín a la cabeza- decidiese en su capítulo provincial de Cuzco (julio de 1548) abrir un Estudio General en el Convento de Lima para la preparación intelectual de sus jóvenes religiosos futuros apóstoles entre los naturales de Indias. Cuando el licenciado Pedro de la Gasca preparaba su retorno a la metrópoli luego de haber sofocado la rebelión de los pizarristas, el cabildo municipal de Lima dio instrucciones a sus procuradores, el capitán Jerónimo de Aliaga y el dominico fray Tomás de San Martín, para que solicitasen personalmente al Emperador la creación de un «estudio general».

El Emperador español Carlos V concedió permiso el 12 de mayo de 1551 para que el Estudio General del Convento del Rosario fuese reconocido como la Universidad de la Ciudad de los Reyes, sujeta a los Dominicos, y con los privilegios de la Universidad de Salamanca. Por el Breve "Exponi nobis" de 25 de julio de 1571, recibía la aprobación pontificia. La carencia de recursos económicos determinó que el plantel regentado por los dominicos llevara una vida lánguida, sin mayor trascendencia fuera de los muros de aquel convento. Fue necesario que entrase en vigor la administración del virrey Francisco de Toledo para que el establecimiento se asentara de modo definitivo. El «supremo organizador» de la colonia decidió quitar la responsabilidad conductiva a los padres dominicos y nombró en 1571 al primer rector laico, que fue el licenciado Fernández de Valenzuela, alcalde del crimen de la Audiencia. Durante el mandato de Toledo se redactaron las primeras constituciones sobre el funcionamiento de la Universidad (1571) y se autorizó el privilegio del fuero escolástico, por el cual se obtenía el derecho de administración de justicia en todos los pleitos donde estuvieran involucrados miembros de la comunidad universitaria. 1574 adopta el nombre del Evangelista San Marcos. El 25 de abril de 1577, festividad de San Marcos, se pudo reinaugurar solemnemente el estudio general de Lima, con más de veinte cátedras pertenecientes a las facultades de Artes, Cánones, Leyes y Teología Quedaba establecida así la síntesis cultura-fe, jerarquía civil-religiosa, con el fin de buscar el progreso integral de la persona y la sociedad a partir del estudio de la Teología, de la que todas las demás ciencias eran "ancillae" (esclavas); claro que "cada una gozaba de autonomía y dignidad propia, pero en dependencia jerarquizada y orgánica para una función de servicios: servir a Dios y a los hombres"[9]. Aquí está la explicación del por qué en la Universidad de San Marcos el primer puesto del claustro se reservó a la Facultad de Teología. Las otras facultades eran las de Derecho Civil (Leyes), Derecho Canónico (Cánones), Artes y Medicina. Las cátedras más importantes en Teología eran la de Prima o Teología escolástica, la de Sagrada Escritura, Vísperas y Nona. Los grados eran de bachiller, licenciado, maestro y doctor. El gobierno de la Universidad corría a cargo del claustro, encabezado por el rector, que era elegido por catedráticos y estudiantes, y que estaba asistido por cuatro consejeros o consiliarios (elegidos del mismo modo), más un procurador general, el secretario y el tesorero.

Más adelante, en 1588, fiel a su deseo de reflejar la imagen de la de Salamanca, se le conceden sus mismos privilegios y exenciones. Fue el Rector Francisco de León Garabito quien imprimirá numerosos ejemplares de las constituciones salmantinas para que todos los miembros del claustro sanmarquino de Lima se aficionasen al estudio de las ciencias y valorasen el título concedido. Santo Toribio, sobrino del catedrático salmantino, Juan de Mogrovejo, licenciado por Valladolid y Salamanca; conocedor además del mundo universitario de Coimbra, en Portugal, levantará el Colegio Seminario así como el Colegio Mayor de San Felipe siguiendo el patrón de los Colegios Mayores salmantinos. Entre los grandes autores del barroco sanmarquino, destaca Fray Diego de Ojeda y La Cristiada (1611), el padre Juan Pérez Menacho y la Summa Theologiae (en seis tomos), el Thesaurus Indicus del padre Diego de Avendaño (cuatro tomos 1618), el Tratado sobre el oficio de Protector de indios de Juan de Larrinaga Salazar (1626). Otro sabio del siglo XVIII, Antonio de León Pinelo y su Epitome de la Biblioteca Oriental y Occidental (1629) que es la primera bibliografía sobre América. < Es la primera universidad de las Indias, decía el gran sanmarquino León Pinelo en 1630. Su hermano Diego, Rector, con Juan Padilla, escribe sobre el «Buen tratamiento de los indios" (1660). Juan de Solórzano Pereyra, autor de la famosa Política Indiana (1648), incorporado a San Marcos. A Gaspar de Escalona y Agüero se debe Gazophilacio Regium Peruvicum (1647). Entre los dos siglos brilla la vasta obra de Pedro de Peralta y Barnuevo, académico en Madrid y París, tres veces Rector y su Lima Fundada (1732). Hacia 1750 declina la Escolástica y la influencia del Peripato y surge la Antiescolástica y la lucha contra el Aristotelismo, que fueron los signos del periodo anterior. El XVIII es el siglo de la Ilustración Cristiana.

Igual que en la edición del Catecismo trilingüe (1584), San Marcos participó en la publicación del Mercurio Peruano (1791), en cuyos doce tomos destacan los artículos científicos de Hipólito Unanue y la conocida Disertación histórico‑política sobre el comercio del Perú por José Baquíjano y Carrillo, Vicerrector Sanmarquino. En esa época se dio el debate entre tradición y modernidad.

Más tarde, el sanmarquino Vicente Morales Duárez llegó a ser Presidente de las Comes de Cádiz (1812). Entre los colegios adscritos a San Marcos es famoso el de San Carlos, que ocupó el Noviciado de los Jesuitas, ahora el Centro Cultural o Casona de San Marcos. En San Carlos, Toribio Rodríguez de Mendoza inició las bases del liberalismo a introdujo la cultura de la Ilustración. En el siglo XIX será dirigido por Bartolomé Herrera.

San Marcos recibió en sus claustros a Túpac Amaru, San Martín, Bolívar y en su local se reunió el Primer Congreso en 1822, antiguo local que estaba situado en el actual Palacio del Congreso Nacional.

El siglo XIX es el del Romanticismo y posteriormente del Positivismo creándose la cátedra de Sociología, uno de cuyos catedráticos fue Mariano H. Cornejo, autor de una Sociología General, en dos tomos (1910). En San Marcos se formaron las personalidades de la Generación del 900 y luego las del Conversatorio Universitario (1919). Con esta última comienza el siglo XX peruano.

El ascenso de las clases medias hace de San Marcos una universidad más popular y democrática. Con la Federación de Estudiantes del Perú y el Congreso de Estudiantes, que presidió V R. Haya de la Torre, en el Cusco, se impone la Jornada de las 8 horas de trabajo (1919). Comienza en esta época la influencia socialista. A la FEP se debe también la formación del Club Universitario de Deportes y el Club Regatas. La modernización iniciada con el Rectorado de José Antonio Encinas, termina con el receso de mayo de 1932 hasta 1935. En 1951 San Marcos celebró el IV Centenario de la fundación con los Congresos In nacionales de Literatura, Filosofía y Peruanistas, este último organizado por Raúl Porras Barrenechea. Gran impulso tomó a partir de 1945, con el Rectorado de Luis Alberto Sánchez la última media centuria, junto a un entusiasmo filomarxista, dominaron el Funcionalismo y el Estructuralismo, sobre todo( las Ciencias Humanas y en las letras. Al mismo tiempo, con la  etnohistoria y la antropología se puso en primer plano el estudio de la cultura Andina, también el de los movimientos populares.

De acuerdo con uno de los máximos especialistas en su historia, el Dr. Miguel Maticorena Estrada, a quien seguimos en este apartado- san Marcos, fundada el 12 de Mayo de 1551, se confunde con la historia del Perú y América actual; desde entonces, ha contribuido a la formación de la nacionalidad peruana, en todos los aspectos de la creación intelectual y la solidaridad entre todos los grupos étnicos de nuestra nación. Ha sido decisiva su contribución a la cultura y su presencia en momentos decisivos, así tenemos la defensa de los derechos humanos, la Independencia, la Guerra con Chile, la reconstrucción nacional; más tarde, San Marcos participaría en forma importante en la Reforma Universitaria, la Jornada de las 8 horas de trabajo, y en sus aulas se inicia la edición de libros capitales como las tesis de Francisco García Calderón, José de la Riva Agüero, Federico Villarreal, Víctor Andrés Belaunde, Raúl Porras Barrenechea, Jorge Basadre, Julio C. Tello, Luis E. Valcárcel, Aurelio Miró Quesada, Mariano Iberico, Honorio Delgado, Luis Alberto Sánchez, José Durand, José María Arguedas, Rebeca Carrión Cachot, Ella Dunbar Temple y tantos más.

De su repercusión universal se hacen eco hombres tan importantes y dispares como Simón Bolívar quien dirá en 1826 que "no olvidaré jamás que pertenezco a la sabia Academia de San Marcos", el Papa Pío XII, quien la denomina en 1951 "gloria insigne del Perú, memorable por sus esclarecidos hechos y gloriosa por su antigüedad...preclara mansión de ciencias...que lleva como un timbre de gloria el nombre de un Santo", o el mismo Albert Einstein quien reconoce: "Vuestra Acción muestra que la más antigua institución americana de alta enseñanza ha preservado el carácter supranacional de Universidad". Su escudo expresa un simbolismo religiosa en el evangelista, un simbolismo político el de la monarquía cristiana de Carlos V, su americanismo a través del "Plus ultra", el humanismo a través de los ornamentos renacentistas, el regionalismo limeño con la fruta lima y el saber a través de las cornucopias de la cabeza laureada (símbolo de los frutos de la cultura y el espíritu).

El florecimiento de la vida universitaria exigió que hubiera locales capaces de hospedar a los estudiantes de pocos recursos, o a los que venían de provincias lejanas para completar su formación en la capital del virreinato. Tales establecimientos eran los colegios, mayores y menores, que se distinguen por su combinación de actividades intelectuales con la vida  contemplativa y que representan un semillero de los principales funcionarios, tanto civiles como eclesiásticos, en aquella época. Tras la Junta Magna celebrada en España para dirimir los asuntos de América, en 1568, el rey Felipe II, en 1573, ordenaba la creación "de escuelas, seminarios, estudios... en todos repartimientos". Solórzano Pereyra en Política Indiana recogerá ordenanzas por las que se prescribe que "se funden y doten colegios para que se eduquen en la fe y en la vida política...y luego aprendan para enseñar a sus semejantes". Los virreyes y gobernadores secundan esta acción. El primero que funcionó en Lima fue el colegio de San Martín, regentado por la congregación jesuítica, el cual se inauguró en 1582. Una década después, en 1592, abrió sus puertas el colegio de San Felipe (llamado vulgarmente Colegio Real), que estuvo a cargo de clérigos dependientes del arzobispado. Ya en la centuria siguiente, a la par del apogeo en las realizaciones culturales, creció el número de estos establecimientos en la metrópoli del Rímac. Sucesivamente aparecieron el colegio de San Ildefonso, regentado por agustinos (1608), el de San Buenaventura, de franciscanos (1611), el de San Pedro Nolasco, de mercedarios (1626), y el de Santo Tomás, de dominicos (1645). Todos estos planteles, y sus edificios sobrevivientes, conformaron el barrio universitario de Lima colonial:

La experiencia limeña podría trasvasarse a toda América, tal como refiere quien fuese Rector de San Marcos, en 1912, Dr. Villarán: "las Universidades que fundó España en América, las Reales y Pontificias Universidades de México y Lima, las de Córdoba… y tantas otras de menos extendido renombre, fueron formadas a imitación del Claustro Salmantino y todas, con uniforme programa, fueron seminarios de clérigos y centros de cultura general para dar a estos pueblos hombres educados y ortodoxos, ministros de altar y defensores de la religión. Pero quizás ha de causarnos relativa sorpresa saber que hubo semejanzas notables entre los colegios universitarios de las provincias hispanas americanas y los institutos de educación superior que en el Norte de América implantaron los colonos ingleses hacia la misma época, copiando y adoptando los viejos colegios de la Universidad Británica de Cambridge. Así, la Universidad de Columbia tuvo su primero y modesto local en unas habitaciones anexas a la Iglesia de la Trinidad de Nueva Cork, como la Universidad de San Marcos, fue en su origen una dependencia del Convento Limeño del Rosario. De los graduados en Harvard durante 70 años, más de la mitad  fueron clérigo"[10]. Igualmente, se pueden tener en cuenta, apuntes de importancia en la andadura de la universidad peruana como las prerrogativas dadas por Manuel Vicente Villarán, en 1912, quien hacía notar con verdadero esfuerzo, la importancia de bregar por la presencia de los Estudios Generales afirmando que "la robusta e indiscutible, aunque relativa, grandeza de la educación colonial española residió en la exigencia de: un período de educación general, pre-profesionales, dentro de la Universidad, en su ambiente y con sus métodos"[11].

 

Si nos fijamos en sus cuerpos jurídicos, afinidades legislativas, estructuras, A. R. Cruz distingue varios grupos en torno al modelo salmantino:

 

El primero lo constituye San Marcos de Lima y todas las primeras constituciones de 1571 como la de San Felipe de Santiago de Chile.

El segundo está formado por México, Guatemala (1681), Guadalajara (inspiradas en las de 1625 pero en el S.XIX), los de 1580 con Pedro Farfán, visitador, que culminó en la legislación del visitador Juan de Palafox y Mendoza y la de Nicaragua (como Guatemala).

 

El tercero abarca Charcas de 1624 por el provincial Frías Herrán (Chuquisaca o Sucre), Córdoba (Argentina) y Huamanga (hoy Ayacucho). Asociadas a ellas están las de los jesuitas como la Javeriana de Santafé, del Nuevo Reino de Granada, inspirada básicamente en la ratio studiorum. La de Huamanga fue fundada por el obispo Cristóbal de Castilla.

 

El cuarto lo constituye la de Caracas y con influjos en las constituciones de 1727 de las vecinas de Santo Domingo, La Habana, Lima y México.

 

El quinto la Habana (1734) y Santo Domingo (1754), con influjos de la de Caracas. Aquí hay que agrupar las dirigidas por los dominicos como la Tomista de Santafé de Bogotá.

 

El sexto es la de los agustinos de Quito y Santafé.

 

La de Santiago de la Paz, de Santo Domingo, antes de pasar a los jesuitas, tuvo una estructura y organización de tipo colegial. Lo mismo sucedió con el Colegio Seminario de Mérida (Venezuela) y que siguió a la Universidad de Caracas.

 

VI. Tres aspectos básicos del mundo universitario hispanoamericano: Político, social y económico

Contrasta entre la legislación universitaria salmantina y la hispanoamericana la complejidad de la primera (total) y la sencillez de las segundas (en los inicios). Ello no quitó –como estudia el Dr. Jaime González Rodríguez- que aspirasen siempre a lo máximo, especialmente México y Lima. Hasta 1681 no estuvieron jurídicamente reguladas las universidades. En la legislación se reafirma un aspecto jurídico fundamental: el reforzamiento d la autoridad del rector frente a la del maestrescuela. En ocasiones, como en San Marcos de Lima, el virrey Toledo (1581) busca que el rector sea alternativamente un eclesiástico y un seglar. El Consejo de Indias programa el que no aparezcan prematuramente universidades y que no haya conflictos.

En el siglo XVI, dos temas parecen preocupar al Consejo: el que los miembros de la Audiencia ocupasen o no el cargo de rectores y el use que se hiciese de la imprenta en las universidades. En el primer tema la tendencia del Consejo a finales de siglo fue, tanto en Lima (1589 y 1598) como en México (1597) la de excluir a oidores y fiscales del cargo de rectores, aunque muchos decían que ello acarrearía dificultades económicas a las universida­des. Respecto al segundo tema, en 1583 el Consejo permitió que se imprimieran en dichos centros libros que estuviesen en consonancia con la virtud.

Durante el siglo XVII el acceso de los miembros de las Audiencias al cargo de rector oscila entre la aprobación para México en 1609 y la vuelta a la prohibición para la misma universidad en 1646 y 1649 (Constituciones del obispo de Puebla Juan de Palafox y Mendoza). El Consejo tomó también la iniciativa de rogar al Papa en 1617 concediera a dominicos y jesuitas la validez académica de los estudios de filosofía y teología impartidos en cole­gios y conventos de dichas Ordenes situados lejos de las universidades ya existentes, y tendió también a intervenir en los conflictos académicos entre dominicos y jesuitas a favor de la equiparación académica de ambos (p. ej., en Bogotá, en 1655 y 1681, y en Quito, en 1649). Favoreció asimismo el Consejo durante el siglo XVII la creación de cátedras escotistas y suaristas, regentadas por franciscanos y jesuitas, respectivamente, no sabemos todavía con qué fines. En las constituciones de la Universidad de Guatemala, aprobadas en 1685, el Consejo impuso una añadidura a la constitución 107 a favor del estudio de doctrinas filosóficas distintas. Según el obispo Payo de Rivera, era una medida útil para desenvolverse en un mundo lleno de controversias, como el de la Contrarreforma. A mediados de este siglo (México, 1657) comienza también el Consejo a pedir informes a las universidades sobre la conveniencia de que los alumnos votasen en la adjudicación de cátedras.

 

Pero es sin duda durante el siglo XVIII y comienzos del XIX cuando la política del Consejo adquiere mayor interés, y por ese motivo ha sido algo más estudiada. Podemos destacar las siguientes directrices:

      1) Tendencia del Estado español a que fuesen seglares quienes impartiesen las cátedras de derecho (San Gregorio de Quito, en 1704 y 1724) para contrarrestar el influjo de las doctrinas antirregalistas defendidas por los jesuitas. En 1738 se creó en Chile la Universidad de San Felipe expresamente para dotarla de estudios de derecho.

      2) La medida política más importante adoptada por el Consejo en el siglo XVIII fue la expulsión de los jesuitas (1767), en un esfuerzo claro por arrebatar a la Iglesia el predominio en el ámbito educativo, apoderarse de los cuantiosos bienes culturales acumulados por los jesuitas y anular definitivamente el influjo ejercido por ellos sobre las conciencias. En la Universidad de Córdoba, por ejemplo, no se permitió que ejerciesen la docencia después de la expulsión ni siquiera los sacerdotes seculares que habían sido educados por los jesuitas.

      3) Una tendencia clara a favorecer el acceso a los estudios universitarios a los pobres (en 1770 se redujeron los gastos para la obtención del grado de bachiller a quienes pudiesen demostrar su pobreza, y en 1788 se estableció que uno de cada diez bachilleres pudiese obtener gratuitamente el grado) y marginados (en 1812 se obligó a la Universidad de Caracas a admitir africanos en sus aulas).

    4) La tendencia de las universidades a convertirse en órganos del Estado para el control de la enseñanza superior. En 1801, por ejemplo, se estableció un censor regio en la Universidad de Caracas para la supervisión de las opiniones vertidas en las publicaciones y en la docencia.

    5) Tendencia a suprimir las cátedras de lengua indígena, establecidas obligatoriamente y favorecidas de diversos modos en el siglo XVI, para fomentar la implantación del castellano (1770).

Las críticas de los positivistas a que nos hemos referido al principio tuvieron inicio en la propia autocrítica que surgió en las universidades          indianas al llegar el siglo XVIII. Sin olvidar todos sus defectos, ellas fueron el cimiento de la cultura en Hispanoamérica. La de San Felipe, por ejemplo, produjo 299 doctores entre 1738, fecha de su fundación, y 1810. La de Guatemala, fundada en 1676, graduó 23 bachilleres en 1746, en una ciudad que contaba con unos 20.000 habitantes en 1788.

 

VII. La raíz universitaria de la identidad hispanoamericana. Una primera globalización

En el último tercio del siglo XIX, hay un gran despertar de la conciencia hispanoamericana de la mano de Andrés Bello y del Congreso Iberoamericano de 1900 celebrado en Madrid. Todos coinciden en la necesidad de buscar nuevos horizontes tras los intentos fallidos del liberalismo, el conservadurismo, la dictadura; les mueve la esperanza de alcanzar los más justos ideales comunitarios, en mantener unas constantes éticas basadas en el humanismo español aplicado a América. Podríamos apuntar que en la búsqueda de esa identidad común hay un auténtico sentido de globalización que va mucho más allá del mero sentido economicista.

Se distinguen en el siglo XIX cuatro corrientes:

- Modernista, sobre todo en literatura, personificado en Rubén Darío

- Antipositivista, conexión del pensamiento tradicional con el contemporáneo, de la mano de A.Reyes, Vasconcelos, H.Ureña

- Pedagógica: En defensa de la verdad y libertad como vías de extensión educativa predicando constantemente la necesidad de adecuar los métodos a la propia idiosincrasia hispanoamericana: Montalvo, J.Mª de Hostos, Justo Sierra.

- Sociológica: Fuerza moral del regeneracionismo; busca soluciones para la organización nacional, preocupándose por definir y estudiar sistemas capaces de mantener el equilibrio social. Partidarios de superar el positivismo y los plagios extranjeros. El hombre clave: José Enrique Rodó.

Buscan ahondar en la memoria histórica común con todos los pueblos de Hispanoamérica que se independizaron de España en el S.XIX, que buscan fuera de sí (Francia, Inglaterra, Estados Unidos) modelos de referencia y se agota en una fragmentación de pequeños estados a merced de los generales victoriosos o de pequeños caudillos. El sueño de Bolívar de crear una "patria grande" no se cumplió. El S.XX nos ofrecerá una América tensa que lucha por afirmarse, entre las revoluciones y las dictaduras, en reconocerse, encontrarse a sí misma hasta descubrir su identidad, su autoconciencia, a través de conocimiento de sí misma. Como afirma Cesia Ziona Irshbein, tal conciencia tomó varias vertientes en la historia de la formación del pensamiento latinoamericano: la indigenista, la hispanista, la telúrica...y empezó a discurrir con la creación misma de las nacionalidades, pasando por el fatigoso camino de la autoconciencia que enfrentó las contradicciones ideológicas de vencedores y vencidos, leyenda rosa y leyenda negra, hispanismo contra antihispanismo, indigenismo versus europeísmo, americanismo versus latinoamericanismo...

Si la identidad de Hispanoamérica se invoca como unidad, ésta no existe en lo geográfico, ni en lo político en sentido estricto, aunque encontremos procesos paralelos en sus etapas fundamentales. Sin embargo, a pesar de su heterogeneidad hay un denominador común, cultural, que entrelaza ideales, valores, lengua, sentimientos, religión. La cultura viene a dar al hombre una segunda naturaleza, que le plenifica por sus comunes creencias, leyes, costumbres, arte, literatura, capacidades...Si tenemos en cuenta que el principal agente transmisor de la cultura es la educación, y el centro educativo superior de un pueblo es la universidad, tendremos que concluir que la Universidad es la institución decisiva en la forja de la identidad colectiva.

Hija de la cultura occidental europea, surge en la Baja Edad Media como "ayuntamiento de maestros y escolares" (Alfonso X) y tanto en Salamanca como Alcalá se perfilan y encarnan del modo más genuino, el cual se proyectará en América. Durante el siglo XVI se gestó la universidad americana, en el siglo XVII creció y se extendió, y en el XVIII alcanzó su madurez. Unas nacieron como fundación pontificia eclesial con ulterior aprobación civil, real, y otras a la inversa. En 1812 son 30 las universidades fundadas. El modelo tipo fue Salamanca, al menos un 80%, entre las que descuellan México y Lima. Son muchos los alumnos de Salamanca que ejercen en América cargos docentes en universidades o en el campo de la administración, gobierno, la misión. Por citar algunos: Pedro de la Gasca, Luis López de Solís, Juan de Lorenzana, Santo Toribio Mogrovejo... Salamanca proyecta el tipo de universidad clásico, heredero del modelo originario medieval, pero remozado con aires renacentistas, barrocos e ilustrados. Su organización giraba en torno al claustro, máxima expresión democrática, donde se armonizaron en un cogobierno los elementos básicos de la institución: docente (profesores) y discente (alumnos). De este modo, la universidad se convirtió en escuela de gobierno compartido, de corresponsabilidad en la tarea común y generadora de un talante democrático, de una conciencia de libertad, justicia y solidaridad. De igual modo, las corrientes filosóficas predominantes -alimentadas por las preferencias de las órdenes religiosas- tomista, escotista, suarista, impregnaron los saberes superiores. Junto a la filosofía aristotélica tomista, se fue acrisolando un estilo universitario (académico y administrativo) en que se compartían tareas y responsabilidades, se forjaba una disciplina en el estudio, con ambiente espiritual, festivo y alegre, que forjaron el hombre nuevo universitario, auténtico protagonista de las nuevas nacionalidades.

 

VIII. La Universidad del Nuevo Milenio en tiempos de globalización

Como bien sabemos, la globalización no afecta sólo a la economía, la empresa, el marketing: es toda la persona la que está en juego, y de ella debe responder la Universidad. Como afirmó en Chiclayo León Trahtemberg (octavo aniversario de la Universidad del Señor de Sipán, junio 2007) en su conferencia "Universidad y Globalización", "Debemos preguntarnos, qué es lo que tenemos y qué necesitamos para lograr lo que queremos (…) debemos saber en qué somos los primeros para lograr el desarrollo. La Universidad es la convocada para pensar en el futuro y hacer el planteamiento de la forma como debemos llegar a él" Es imperativo que el Perú organice de manera adecuada la presencia, acción y participación en el proceso de globalización, que rige y afecta todos los ámbitos de la actividad humana, como remarca el Dr. Eloy Loayza Saavedra [12]En este contexto, la universidad no se podrá eximir nunca de sus obligaciones con el país; y, por el contrario, debe asumir un papel rector en este proceso de globalización.

Nos pueden dar luz las conclusiones elaboradas por los distintos encuentros de los rectores de universidades, muchos de ellos promovidos por UNIVERSIA. la supresión definitivas de las fronteras intracomunitarias y ante la perspectiva de una colaboración más amplia de todos los pueblos europeos, estimaban que "los pueblos y los estados deben tomar conciencia como nunca del papel de la Universidad que tendrán en el futuro en una sociedad europea que se transforma y se internacionaliza, se unifica entre las distintas naciones". Por ello, se expone:

- Que el porvenir de la humanidad al finalizar el milenio depende en gran medida del desarrollo cultura, científico y técnico que se forja en los centros de cultura, conocimiento e investigación que son las Universidades.

- Que la tarea de difusión de conocimientos de la Universidad respecto las nuevas generaciones, implica que se dirija al conjunto de la sociedad cuyo provenir cultural, social y económico exigen un considerable esfuerzo de formación permanente.

. La Universidad debe asegurar a las futuras generaciones la educación y formación necesarias que contribuyan al respecto de los grandes equilibrios del entorno natural y de la vida. Deben enseñar a todo el mundo a mantener y a respetar el equilibrio en la vida social y el entorno natural.

Con el rechazo de la intolerancia y mediante el diálogo permanente la universidad es un "encuentro privilegiado entre profesores -que disponen de la capacidad transmitir el saber y los medios para desarrollarlo a través de la investigación y de la innovación- y estudiantes que tienen el derecho, la voluntad y la capacidad de enriquecerse con ellos. Según esto, los paquetes integrados, la universidad a distancia, no son verdaderamente universidad. Es preciso una relación directa, humana, cordial y científica del alumno y profesor: una universitas profesor-alumno.

- La universidad es "depositaria de la tradición del humanismo europeo". Europa no piensa sólo en que tienen que tener facultades de ciencias o facultades técnicas. Piensa que es importantísimo hacer un esfuerzo para mantener las facultades de ámbito cultural porque ellas son las que mantienen la calidad de comprensión entre los pueblos. Cree que es una de sus tradiciones y que las tiene que mantener.

El Consejo de Europa ha creado una Conferencia Permanente de Problemas Universitarios para promover la cooperación interuniversitaria europea. El discurso clave de la 12ª Conferencia estuvo a cargo del Rector de la Universidad de Hamburgo  "Que la Universidad sea la energía espiritual que mueva la historia en el respeto a las personas en la universalidad de sus culturas y a través del diálogo creativo". Juan Pablo II en el documento fundamental sobre el rol de las universidades y la Iglesias, en Ex Carde Ecclesiae nos brinda una cita fundamental: "Por su misma naturaleza, la Universidad promueve la cultura mediante su actividad investigadora, ayuda a transmitir la cultura local a las generaciones futuras mediante la enseñanza y favorece las actividades culturales con los propios servicios

Siguiendo a los modelos alemán (comunidad investigadora), USA (motor de progreso), inglés (excelencia académica), francés (cultivo de la razón), ruso (pragmática) la Universidad, comunidad del saber, se avizora como la protagonista de la formación integral en tiempos de cambios. El prestigio de la Universidad pasa por la "cantidad" de su "calidad". Merece la pena esforzarse por conseguirlas. De este modo conseguiremos -con J. Ortega y Gasset- que la Universidad sea la energía espiritual que mueva la historia en el respeto a las personas en la universalidad de sus culturas y a través del diálogo creativo.

Para terminar, quiero rescatar dos estudios acometidos por filósofos peruanos que nos ayudan a esclarecer el auténtico sentido de la Universidad. Uno de ellos por el Dr. Gustavo Quintanilla Paulet, sobrino del célebre inventor Pedro Paulet, y docente en la UNSA y la Católica de Arequipa.En su reflexión acerca de la Universidad, frente al término "reforma" acuñó el término "reconstitución", entendido como la "re-creación", la vuelta a su esencia, "una aceptación de su verdadero concepto, una conciencia del rol científico de esa comunidad de personas con perfil de profesionales universitarios[13] El otro es de la Dra. Carmen Rosa Villarán Rodrigo, nieta del profesor sanmarquino Manuel Vicente Villarán, en su obra "Verdad y Universidad. Claves intelectuales y éticas de la vida universitaria" (SITA, Lima, 1995,v p.70) quien propone "todo un plan de desarrollo antropológico en función de la vertiente educativa que le compete a toda la sociedad, destacando la responsabilidad de los distintos tiempos educativos por los que atraviesa el ser humano…con sus posibilidades de generar cambios y mejoras"

Termino con un testimonio de mi universidad, UCSS, a escasos metros de donde nos encontramos. En su visión y misión, como ha señalado Elena Rosato- se encarnan las razones expuestas del ser y sentido de la Universidad: mantener viva la pasión por la verdad y la solidaridad; esto es, por la justicia, la libertad, la felicidad, lo que permite a una persona ser verdaderamente protagonista de su vida, contribuyendo entonces a construir y mejorar el contexto donde se encuentra, contribuir a la formación de "profesionales responsables y hombres libres, preparados para afrontar el reto de responder a los problemas y exigencias de la realidad"; nuestra realidad es la de Lima Norte que reúne los distritos de Ancón, Puente Piedra, Santa Rosa, Carabayllo, Comas, Independencia, Los Olivos y San Martín, ocupa el 32.15% del territorio de Lima y tiene una población aproximadamente de dos millones de habitantes (25% de la población de Lima metropolitana) de los cuales más de medio millón tiene una edad entre 15 y 29 años. Se puede decir, entonces, que esta Universidad, por el área donde ha nacido y por el segmento social que quiere servir, es un poco como si tuviera la Responsabilidad Social en su mismo ADN.

 





[1] Antonio Zorzano "Universidad y globalización" La Vanguardia 7 de enero 2007 pp.26-27

[2] Carmen Rosa Villarán "Verdad y Universidad" SITA, Lima 1992., p.17

[3] El presente texto constituye la versión castellana de la Conferencia inaugural presentada en la Universidad de Santa Clara de California, EE.UU, en un Congreso celebrado del 7 al 10 de noviembre de 2002. http://www.scu.edu/ignatiancenter/bannan/eventsandconferences/globalizationconference/upload/Czerny-Globilization-Conference-Spanish.pdf

[4] www.zenit.org: 27 de junio del 2007

[5] Águeda Rodríguez Cruz Historia de la Universidad de Salamanca Fundación Ramón Areces, Salamanca 1990

[6] Recuerda el corporativismo gremial con el aprendiz, el oficial, el maestro, el jurado.

[7] "El origen de las Universidades. Raíces de Europa"  ESTAR, Madrid, 2006, nº 198, ppp.13-15.

[8] En el reciente I encuentro internacional de rectores de Universia ( Junio 2005) se dieron diez señas para la universidad del momento: emprendedora, innovadora, investigadora, involucrada en su entorno, evaluadora y evaluable, concernida ambientalmente, con permanentes procesos de formación, con capacidad de insertar laboralmente, implicada, comprometida y cooperadora, igualitaria.

 

[10] Espinoza, A., "La reforma universitaria como ejercicio y como destino". En, Mercurio Peruano, nº 478. Lima, Marzo – Abril, 1969, p. 759.

[11] Villarán M. V., "Misión de la Universidad Latino Americana (Discurso pronunciado en San Marcos  en 1912)", pp. 377 – 387. en, Páginas Escogidas. Talleres Gráficos Villanueva, Lima, 1962, p. 379.

[12] Gestión en el Tercer Milenio.  Año 2 .  Nº3 . Agosto 1999

 

[13] "Reconstitución de la Universidad Arequipa 1988; p.83. Actualiza y sintetiza sus ideas en Introducción a la Universidad (¿Qué es? ¿Cómo debe actuar?) UCSM, Arequipa 1997

 

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