lunes, 20 de abril de 2015

TESTIMONIOS. GUÍA METODOLÓGICA VOCACIONAL XVIII


LES COMPARTO EL TESTIMONIO QUE ME SOLICITÓ LA COMISIÓN Y QUE SE PUBLICA EN EL PRESENTE FOLLETO.


José Antonio Benito Rodríguez

Milicia de Santa María

 

  1. ¿Cuándo y cómo?

Mi vocación comienza desde que tengo uso de razón, al ver el ejemplo de mis padres, mis profesores, mi párroco… Es estupendo y maravilloso ver en los tuyos el gozo de vivir en cristiano. Mi madre, campesina con pocos estudios pero muy rica en fe, solía decirnos a los hijos: "Los que viven bien, como Dios nos pide, tienen dos cielos, el de la otra vida y el de ésta". Efectivamente, un cristiano encuentra su cielo en la tierra cuando durante todos los momentos del día los encuentra adecuados para vivir "como Dios", como en el Cielo, haciendo el mayor bien al mayor número de personas.

Cuando tomé la Primera Comunión, a los cinco años, intuí lo hermoso que sería una vida de entrega total a Dios y a los demás. Luego ves que quieres ser como los que ves más felices y entregados. A los 8 años quería ser "futbolista, maestro o cura" (no conocía otra forma de entregarme totalmente), en ese orden.


2. Alguna persona

Más adelante, en la adolescencia, uno se despista y parece olvidarse. Pero, a los 15 años, en clase de Religión de 5º de Media, el testimonio de un laico consagrado que había estado de misión en el Perú suscitó en mí el deseo de practicar los Ejercicios Espirituales, Retiro de cuatro días, en silencio y soledad.


3.      Lo más determinante

Los Ejercicios de San Ignacio, cuando vi lo mucho que el Señor me ha dado (en el universo, en mi familia, en mi persona, en mis amigos) y lo poco que le había correspondido; en definitiva, mi pecado de omisión frente a su gran amor, su gran misericordia. Sentí que estudiando, jugando al fútbol, trabajando, llevando mi fe a los demás, divirtiéndome –en pleno mundo pero sin ser mundano, sin pactar con el pecado- podía vivir mi cristianismo de forma integral y ahí descubrí mi vocaciòn y mi misiòn.


4. Familia y colegio

Ha sido fundamental ver la coherencia de mis abuelos y mis padres. Siempre sentí que la Iglesia era mi familia, era algo mío, que yo había sido engendrado por ella y tenía que dar todo por ella. Siempre estudié en colegios estatales y conté con excelentes profesores de religión que me ayudaron en la formación doctrinal. Paralelamente participé en grupos deportivos y formativos de los PP. Salesianos.


5.      Lo que más le atrajo

Que Cristo había dado y estaba dando su vida por mí. Me amó y se entregó a la muerte por mí, como expresó san Pablo. Que había recibido mucho gratis y yo debía hacer lo mismo. Que el mundo =especialmente el de los jóvenes= me necesitaba para transparentar a Cristo, su Reino de Paz, su plenitud, la gratuidad, su misericordia, su presencia que te llena de alegría y entusiasmo.

6.      Pruebas

La verdad es que apenas ha habido pruebas. Lo que más me ha ayudado ha sido la dirección espiritual. Seguir haciendo aunque parezca que no se siente. La amistad con los de tu grupo. Y no dejar nunca la oración personal, que es lo más maravilloso que existe. Escuchar en tu interior que Dios, nuestro Padre, te dice "Nadie te ama como Yo" y ver que es verdad en el minuto a minuto.

 

7.      Cultura vocacional

Insistir en todas las etapas que todos tenemos una vocación y una misión, y que para cultivarlas debemos participar de la vida con Cristo a través de los sacramentos –especialmente de la confesión (borrón y cuenta nueva) y la comunión (alimento de vida eterna). El apostolado, llevar tu fe a los demás, es sentir que eres otro Cristo, que Él no tiene otros labios para hablar que los tuyos, otros brazos para ayudar que los tuyos, otro corazón para amar, para servir que los tuyos… El gozo de sentir y comprobar que es así, que la Madre de Dios es mi madre y quiere ser la madre de todos, que al igual que ella yo puedo dar el sí como en la encarnación y seguir constante y perseverante hasta los momentos más difíciles…¡qué ternura! Sobre todo cuando uno ve a tantos jóvenes sin dirección, como ovejas sin pastor, y tú puedes ayudarles en algo, esa paternidad espiritual de la que te sientes indigno pero que Jesús te alcanza es el Cielo.

Aprovechar todos los medios a nuestro alcance: radio, TV, prensa, web. Yo lo hago desde mis programas. Aunque me parece que lo fundamental es que el joven viva intensamente su cristianismo, que participe en Retiros y Ejercicios, que cultive a diario su oración, que se una a un grupo…que dé testimonio a través del voluntariado y campañas apostólicas.

 

8.      Anécdota

Llevo 20 años en el Perú. Podría contar muchas, gracias a Dios. En los primeros seis meses comprobé la exactitud mensaje de Juan Pablo II sobre los Ejercicios de San Ignacio:

"Los Ejercicios Espirituales son un encuentro personal con el Señor, y proponen y favorecen la búsqueda y el descubrimiento de la propia identidad a la luz de Dios. (19-II-1996).

Lo he experimentado como director de dos tandas de  Ejercicios para profesores y universitarios y como ejercitador en la tanda semanal que cada año practicamos los militantes de Santa María. Comienzo por hacerles partífice de las gracias de la primera faceta.

Ha sido, sin duda, la experiencia más gratificante de todas las vividas en América. El hecho de saberse elegido por Dios, que tu nombre "esté escrito en el Cielo", ya es de por sí anonadante; el convertirte en testigo directo de la operación de la gracia, a pesar de tus miserias, ¡alucinante!

Un profesor, con 28 añazos a sus espaldas, no sabía exactamente si le habían bautizado y fue bautizado el día de las confesiones ("me siento un hombre nuevo, me siento feliz, he encontrado el camino del bien; si los santos lo hicieron, con la ayuda de Jesús y María yo también puedo hacerlo"; otro se confesaba tras 18 años de su primera confesión; un antiguo seminarista sentía "remordimiento" por haber dejado su vocación y quería reparar mediante el compromiso de por vida a Jesucristo; un peque de 16 años se trazaba el "jalar más comandos" (invitar a sus compañeros para incrementar los grupos); Juan Carlos, 17 años, entre sollozos, me decía de corazón que notaba que el corazón le ardía de felicidad y que lloraba porque veía que sus compañeros no sentían a Dios de forma tan grande, y que pedía que tuviesen esa misma felicidad; un estudiante de 3° de Pedagogía, que vio como Sendero Luminoso asesinaba salvajemente a sus padres y que fue acogido en un internado de CIRCA, sentía un llamamiento a una vida consagrada en aras del amor y la paz ("hay que luchar, no desanimarse en las caídas, mirar la luz y salir adelante; vuelvo a nacer pero con los instrumentos para vencer". En la mayoría, una actitud de agradecimiento, de entrega y de ilusión por llevar el Evangelio a los demás; de hecho, cada lunes nos reunimos unos 30-40 para orar durante media hora y seguir recordándonos la importancia de vivir los Ejercicios en el día a día; llevamos ya 10 lunes.

El primer sábado del mes de mayo me fui peregrinando con un grupo de jóvenes al santuario mariano de Chapi, a 60 kms. de la ciudad, por puro desierto pero con un cielo de estrellas de alucine (la Cruz del Sur, las Tres Marías...) polvo, sudor...pernoctar en un cobertizo en medio de la pampa, y nuestro encuentro con la Mamita (así llaman a la Virgen María acá). Yo me quedé allá para hacer mis Ejercicios cara a cara con Ella y en compañía de los PP. del Verbo Encarnado que dirigen el Santuario. El marco no puede ser más austero, como dicen por acá "puritito" (completo) desierto, arena y más arena. Sin quererlo, recordé aquellas espirituales "cartas del desierto" de Carlos Carretto. Hay que estar en Chapi para captar lo que la Virgen María significa en la identidad colectiva del pueblo peruano; hay que ver rostros sonrientes tras cientos de kilómetros de miles y miles de peregrinos que vienen a postrarse ante la Mamita para darle gracias, suplicarle, entregarse. Uno siente que esa fe se le pega, se le comunica por ósmosis y se sumerge en la oración. Todo es gracia, todo es don; esa fue la idea dominante, yo tengo que ser gratuidad viviente, dar todo sin pedir nada a cambio. Con cuánta razón el Papa a los representantes de la ONU les habló de la civilización del dar.

Frente a los problemas sin cuento que amenazan con descuartizar la propia identidad del ser humano, los Ejercicios Espirituales se revelan como la auténtica solución. Merece la pena "perder" unos días para este "encuentro personal con el Señor".

 

9.      Formación

Fundamental. Debe cultivar todas las facetas de la vida, pero aquí nos referimos sobre todo a su formación cristiana. A medida que crece en la profesión, debe acrecentar su formación teológica, espiritual, pero sin caer en lo puramente intelectual; formarse también es dar testimonio, ayudar…

10.  Mensaje

Que Cristo tiene un plan personal para cada uno. Que nos necesita. Que hay que preguntarse cuál es el propio para ser santo. Que lo conversen con un sacerdote, que lo vean en un Retiro. Que no lo reduzcan a si van para el seminario o el convento o para el matrimonio. Lo primero es la santidad; luego, la disponibilidad dónde Dios quiera; por último, acertar de acuerdo con mi actitud y mi aptitud, y el llamado de Dios. Yo estoy contentísimo con mi vocación de laico consagrado. Y le digo al Señor ¡gracias, muchas gracias! Ser laico es ser consecuente con lo que eres. Ser bautizado es ser otro Cristo, camino, verdad y vida. Se gana la vida eterna, el Todo. La misión del laico es ser otro Cristo donde Él te planta. Es hacer lo ordinario de modo extraordinario, es saberse tan amado por Dios y su Madre, que lo único que merece la pena es hacer lo mismo siempre. Soñar con los pies en la tierra, amar sin fronteras pero en el detalle pequeño y sin que se note. Hacer el cielo en la tierra. Como dice un libro de historia de Arequipa: "Convertir el suelo en cielo"

 

Este año 2015, dentro de la providencia Divina, se ve marcado grandemente por la memoria y gratitud del don de Dios a la Iglesia con la Vida consagrada y la Familia, realidades que se entrelazan armónicamente, y que en ellas estamos profundizando tanto en el marco del Año de la Vida Consagrada, como en torno al Sínodo sobre la familia cristiana.

El Santo Padre Francisco, al dirigir su carta a los consagrados, señala como primer objetivo para el Año de la Vida Consagrada, el "mirar el pasado con gratitud" con la finalidad de "mantener viva la propia identidad". Siguiendo esta invitación, nuestra memoria no se remonta solamente al inicio de la propia familia carismática, sino hasta la grata memoria del seno familiar, por ser escuela de fe y semillero de las vocaciones. Como dice el documento de Aparecida: "De ella recibimos la vida, la primera experiencia del amor y de la fe" en ella "la persona descubre los motivos y el camino para pertenecer a la familia de Dios" (Aparecida n. 118). 
Por esta estrecha relación, no es difícil comprender que la crisis de vocaciones hunda sus raíces en la propia crisis familiar de la que se ve amenazada hoy nuestra sociedad. Por ello dentro de una autentica Pastoral Vocacional, se ha de considerar la Pastoral Familiar que busque que los padres tomen nueva conciencia de su gozosa e irrenunciable responsabilidad en la formación integral de sus hijos, como aconseja el documento anteriormente señalado. 

Teniendo en cuenta esta verdad, la presente Guía Metodológica Vocacional, ofrece entre sus contenidos principales: Testimonios Vocacionales de sacerdotes, religiosos (as) y laicos, que manifiestan el itinerario que siguieron para tomar la valiente decisión de responder al Señor que llama, y cómo la influencia del seno familiar tuvo y tiene que ver en ella. 

Así, revalorando y defendiendo la dignidad e integridad de la vida familiar, a la vez se enarbolan y promueven las vocaciones en su simiente más profunda, ya que es en el hogar donde se cultiva la vocación con el ejemplo de la palabra dada, de la fidelidad hasta las últimas consecuencias, del sacrificio por el bien del otro, del desprendimiento por ideales nobles; de un amor fraterno generoso, dedicado al más frágil; de la reciedumbre ante las adversidades, del valor de lo trascendente y lo caduco de lo fácil, del beneficio de las reglas y de lo provechoso de la obediencia; del valor de la oración, de la veracidad, del santo temor de Dios. 


En resumen - como bien sabemos - es en el hogar donde uno aprende a ver la vida como don, y cómo el donarla en servicio a los demás es la mayor expresión de gratitud. 

Esperando que esta guía sea de gran ayuda en el afán de la Promoción Vocacional sigamos suplicando al Dueño de la mies, más operarios para su campo; a María Santísima, encomendemos la protección de quienes inician el camino y de quienes vamos ya recorriendo esta aventura de la fe. 

Con mi bendición de padre y pastor.

+ Monseñor Marco Antonio Cortez Lara
Obispo de Tacna y Moquegua
Presidente de la Comisión Episcopal de Vocaciones y Ministerios


El regalo de la vocación es la manifestación de un proyecto amoroso de Dios para cada ser humano. Desde la eternidad Dios ha pensado en cada uno de nosotros como una persona única e irrepetible. Esto implica que nadie más que uno mismo puede realizar ese proyecto y encarnar esa idea maestra de Dios. Descubrir nuestra vocación es fundamental para responder la pregunta sobre el sentido de la propia vida. 

En el discernimiento de la vocación nos ayuda la experiencia de quienes han escuchado la voz de Dios y han respondido a su llamado, como el joven Samuel: "Habla, Señor, que tu siervo escucha…" (1 Sam 3,9)

A Samuel le ayudó la experiencia del sacerdote Elí, y a cada uno de nosotros la experiencia de tantos testigos del amor de Dios. Por ello, aunque cada experiencia es única y manifiesta la insondable sabiduría de Dios, siempre podremos encontrar elementos que nos iluminan en la experiencia vocacional de otros hermanos en la fe y también ciertas constantes que nos permiten vislumbrar apoyos, medios, actitudes e itinerarios a desarrollar y recorrer.

En la presente edición de nuestra Guía Metodológica Vocacional queremos brindar una gama de testimonios vocacionales, diversos en varios sentidos: por la procedencia, por la edad, por las condiciones de las personas, por la vocación a la que han sido llamados, etc. Aunque no podremos abarcar todo el espectro de realidades vocacionales, queremos compartir algunas representativas: sacerdotes, religiosas, laicos consagrados, etc.

Estos testimonios han sido recogidos sea por redacción escrita o por entrevista personal y en base a un cuestionario que podemos apreciar en muchos de ellos. 

Agradecemos de corazón a todos los que generosa y alegremente han compartido el tesoro de su vocación en esta Guía Vocacional e imploramos al Señor que les siga bendiciendo y sosteniendo en su camino de entrega e identificación con Cristo.

Pbro. Jaime Horacio Llamas Vega 
Secretario Ejecutivo de la Comisión
Episcopal de Vocaciones y Ministerios .
ORACIÓN POR LAS VOCACIONES

Oh Jesús

Pastor eterno de las almas,
dígnate mirar con ojos de misericordia
a tu pueblo amado.
Señor,
danos vocaciones,
danos sacerdotes, religiosos
y consagrados santos.
Te lo pedimos por la Inmaculada
Virgen María
tu dulce y Santa Madre.
Oh Jesús, danos sacerdotes,
religiosos y consagrados
según tu corazón.
Amén.


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